martes, 10 de febrero de 2015

La ALIMENTACIÓN del caballo


El caballo es un herbívoro que vivía antaño en estado salvaje, en grandes extensiones. Su domesticación ha transformado su hábitat. Salvo muy raras excepciones, en la Camarga, por ejemplo, sólo viven total o parcialmente en libertad, en las praderas los ejemplares destinados a la reproducción, las yeguas en particular y las crías ( que son retiradas más o menos temprano, según el destino que tengan; los caballos de carreras, por ejemplo cuando tienen un año)
Podríamos decir que existen 4 normas básicas en la alimentación de un caballo. La primera puede resultar una obviedad pero debemos proporcionarles gran cantidad de agua limpia siempre a su disposición. En segundo lugar, todo jinete o criador debe saber que lo ideal, aunque no se pueda llevar a cabo en muchos casos, es darles de comer en pequeñas cantidades y a menudo, le sigue la tercera evidente; que dicta no hacer trabajar al animal después de comida abundante. La última premisa debe ser la primera en toda situación de alimentación y es que debemos analizar minuciosamente cuáles son las condiciones tanto físicas como de desarrollo de vida que ha tenido nuestro caballo, para así, poder proporcionarle los aportes nutricionales que necesita.
El caballo, como animal monogástrico herbívoro, y cuando está en el campo, en los pastos, come de manera casi continuada. A diferencia de los carnívoros, el caballo tiene un estomago pequeño cuya función no es dar cabida a comidas copiosas, espaciadas a intervalos largos. Sin embargo, tiene amplios intestinos que pueden alojar todo su alimento durante el proceso de una lenta digestión. Dependerá también la digestión del alimento que se haya consumido, por ejemplo, en el caso del heno o la hierba no se sobrecarga el estómago al ser alimentos de “volumen”
Un caballo bien alimentado goza según sus necesidades de un equilibrio correcto de:
-Proteínas: elementos indispensables para la vida. Una dieta sin ellas origina desgaste y puede ocasionar la muerte.
-Grasas, féculas y azúcares: productores de energía y calor.
-Sales: necesarias en la dieta.
-Sustancias fibrosas y leñosas: aportan volumen y ayudan a la digestión, se encuentran en todos los alimentos, pero sobre todo el heno.
-Vitaminas: esenciales para los caballos. El alimento concentrado que proporciona el mejor equilibrio dietético es la avena.
Y por supuesto, agua, que además se encuentra en todos los alimentos, incluso en los considerados “secos”, oscilando entre el 10% en la mayoría de los granos y el 90% en las raíces.
Respecto a esa numeración y teniendo en cuenta lo que ya sabemos sobre la particularidad de cada ejemplar. Sólo se puede determinar por medio de la experiencia la ración que necesita un determinado caballo que hace un determinado trabajo. Los caballos que trabajan necesitan su alimento básico (heno o hierba), piensos completos y alimentos reducidos o concentrados. Si estos son de gran tamaño, distienden el estómago, trastornan el equilibrio natural de la digestión y a veces producen indigestión o cólico. Este, además de muy doloroso, puede resultar peligroso si no se trata convenientemente, por eso recomiendo encarecidamente consultar con un profesional que haya interactuado con tu caballo.
En una hipótesis de trabajo y para poder haceros una idea, la ración tradicional de, por ejemplo, un caballo deportivo de unos 400 kg, sería más o menos 4 kg de avena, 4 kg de heno y entre 3-5 kg de paja (que dependerán de lo que se necesite para cubrirle una cama limpia.) Este modo de alimentación, que es excelente desde el punto de vista nutritivo e interesante por la facilidad de su almacenamiento, exige un abrevadero muy abundante y, como decía antes, una importante ración de paja que no solo sirve para la cama sino también de lastre intestinal y por supuesto, para que el caballo se distraiga cuando no tiene heno a su disposición. En gran cantidad de ocasiones, al igual que nos ocurre a todos los seres vivos, serán necesarias variaciones en la estricta dieta según su necesidad diaria, tanto de trabajo exigido como a nivel físico.
En lo que se refiere al horario de alimentación, lo ideal cómo ya sabemos sería  hacerlo en dos ocasiones a lo largo del día, aunque los caballos son animales de costumbres y rápidamente se adaptarán a los horarios elegidos por el jinete o ganadero. Se recomienda, como en todos los casos que alimentamos animales, hacerlo en horas similares diariamente con la intención de que pase la misma cantidad de tiempo entre ración y ración y también evitando que el animal llegue a la siguiente comida con más ansiedad.
                De cualquier modo, y con aporte de experiencia en primera persona, encontrarás relatos tan diferentes en la alimentación del caballo, como en la de los humanos. La mayoría de jinetes y sobre todo ganaderos y criadores tienen su propia costumbre en la alimentación de sus equinos; aunque todos tienen en común varios conocimientos.  El primero y más importante en la cría de prácticamente cualquier mamífero, es observar con total atención, que al nacer el potro es capaz de mamar por si sólo y no menos importante, debemos corroborar que la “leche” de las primeras 24-72 horas tiene un aspecto más amarillento y consistente que la que encontraremos en el resto de lactancia. Este líquido es vital para la vida de las crías, se denomina calostro, y en el caso de que no le sea administrado de manera natural por su progenitora, cosa que podría darse por malas situaciones de alimentación, por un estado de enfermedad en la yegua o de manera poco común porque el calostro no es de buena calidad o apto para aportar todo lo necesario al potrillo; el criador debe administrarlo de manera artificial, o será muy difícil que esa cría se desarrolle de una manera óptima y normal.
Como es lógico, una yegua que está en período de gestación necesita un aporte mayor de alimento para llevar a cabo el milagro que se está produciendo en su interior, pero un fallo bastante común, creo que también en personas, es que cambiamos por completo el trabajo diario del animal y le llevamos a una vida de sedentarismo en box, que sin lugar a dudas le llevará a posibles problemas durante el resto de la gesta y que por supuesto le hará engordar de una manera perjudicial.
                En definitiva, el aporte de los años y el trato con el caballo, otorgan a todo aficionado o amante del mundo, las premisas necesarias para cuidar de una manera equilibrada al animal. Desde luego como cualquier persona en contacto con los animales, comprobarás que la tarea a pesar de parecer pesada, muy complicada y minuciosa, se compensa que una gran cantidad de nobleza y recompensa diaria por parte de tu nuevo compañero; que no debes olvidar que tiene grandes aportaciones que darte sobre lo que debe comer y no, debido a su gran “inteligencia” de la que hablaremos más adelante.




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