El caballo cuando hace una vida salvaje, se halla
perfectamente adaptado al medio en el que se encuentra, y en él sobrevive sin
ningún tipo de problemas.
Los caballos salvajes viven en manadas, a excepción de los
caballos enfermos, de los caballos machos que salen de la manada por haber
perdido una disputa por las yeguas de la misma y las yeguas a punto de dar a
luz que buscan soledad para el parto.
El conjunto de la manada protege de los peligros de los
depredadores. Los caballos son gregarios por naturaleza en la manada y huida
representa su herramienta de supervivencia.
Siempre que todos los caballos y yeguas de la manada están
pastando o dormitando, la vigilancia es llevada a cabo por algún miembro de la
manada que está atento a algún posible peligro. Los caballo no disponen de una
excelente vista durante el día, al contrario que en la oscuridad en la que si
ven muy bien, su olfato y oído si están muy agudizados.
Cuando un caballo oye algún sonido que le preocupa, se queda
plantado con las orejas erguidas y orientadas en la dirección de la que
proviene este sonido.
Dentro de una manada hay diferentes grados de mando,
normalmente solo hay un semental adulto con varias yeguas con sus potrillos,
además de los potros de un año.
La manada se organiza con una o dos yeguas maduras que son
las dominantes y son las que se encargan de encontrar agua y alimentos para los
demás miembros del grupo, incluso para el semental. La función del semental
dentro de la manada es la de proteger a su grupo frente a un potencial
semental, para ello los dirige hacia un lugar seguro, volviendo para luchar con
su rival, el resultado de la pelea dirá quién es el nuevo semental de la
manada, obligando al perdedor a abandonar el grupo. En algunas zonas de Galicia
quedan unos pequeños reductos de estos caballos salvajes.
Los caballos en libertad disfrutan a lo largo de la jornada
jugando, comiendo, sesteando, aseándose mutuamente están y siempre realizan las
tareas de vigilancia.
Los caballos dedican la mayor parte del día a la ingesta de
alimentos, debido a esto las distancias que recorren durante el día en busca de
pastos y de agua son considerables, llegando a alcanzar más de 25 kilómetros.
Pastan pequeñas cantidades que van tragando según van caminando, por lo que
comen casi todo el día por lo que los cólicos equinos tan temidos en los
ejemplares estabulados no se producen cuando se encuentran los caballos en
estado libre. El caballo estabulado ingiere grandes cantidades de comida de una
sola vez, lo que unido al poco desplazamiento que tiene a lo largo del día hace
que el intestino no digiera bien la comida y produciéndose finalmente el cólico
en el caballo.

La siesta es parte del descanso del animal, la pueden hacer
de diferentes maneras, muchos de pie, se les puede ver totalmente relajados con
el cuello estirado hacia delante y los ojos cerrados o semicerrados, otros se
tumban pero de medio lado y con la cabeza erguida y ojos cerrados y otros más
atrevidos se tumban cual largos son y duermen profundamente, aunque por regla
general un caballo siempre esta alerta por si surge algún peligro acechante,
hay que recordar que es un animal de huida.

Los potros jóvenes juegan entre ellos a luchar, esta
competencia les servirá para llegar a ser el semental de la manada cuando sean
adultos, también desarrollan sus músculos jugando a hacer carreras entre ellos.
El aseo cotidiano entre los caballos se realiza mordisqueándose
las crines y el lomo unos a otros, otro efecto positivo de la limpieza es que
les relaja y crea vínculos entre ellos.
Con un pequeño resumen de su comportamiento, desde `LA FINCA DE CALCETINES´recordamos la importancia de conocer su vida natural e intentar reproducirla.
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